En fin concluyo no sin primero hacer notar que durante muchos años nuestra formación académica ha sido marcada por la reflexión conceptual sobre el arte, sobretodo a la vinculada al colectivo de Art & Language. En cuanto al mérito del arte conceptual, en la introducción a su libro L’ Art et son contexte. Au fait, qu’est-ce que l’art?, Swidzinski afirma que:
“…consiste en el análisis y la critica de la lógica que ha servido de fundamento al concepto de
arte. Un arte para el espíritu en vez de un arte para el ojo iba en esta dirección”.
Este análisis ha sido sin duda una contribución necesaria, que ha servido de fundamento al concepto de arte, aunque siempre según Jan Swidzinski:
“… el conceptualismo no ha proporcionado soluciones útiles: se ha limitado al análisis lógica del concepto de arte” (6)
Pero hay más: Richard Martel, el conocido investigador, performer y coordinador del Centro Le Lieu de Québec, en la página 6 de su prefacio al libro de Jan Swidzinski anteriormente citado, nos informa que:
“La llegada del arte contextual con Jan Swidzinski en 1976 en ocasión de un encuentro con Art & Language, Joseph Kosuth, Sarah Charlesworth (The Fox) y Hervé Fischer (Collectif d´ Art Sociologique) en Toronto en noviembre de 1976 en el Centre de Experimental Art and Comunication marca otra etapa en el cuestionamiento sobre el arte emprendido por los artistas conceptuales a partir de 1968. Entonces este famoso encuentro en Toronto podría ser considerado como el fin del arte conceptual y el principio de orientaciones más prácticamente abiertas a la realidad, el arte se quería sociológica, unida a un contexto. Aquello nos ha fascinado como artistas periféricos justamente porque nosotros habíamos visto allí una manera de ser conectados socialmente. <
Y, en la página 7-8 sigue:
“Este encuentro entre arte conceptual, arte sociológico y arte contextual no ha sido por tanto retenido, paradójicamente por Godfrey en su libro Conceptual Art… en su índice de nombres citados, no menciona ni Swidzinski ni Fischer... Y, siempre en esta publicación, con respecto a las fechas reseñadas por el año 1976, año del encuentro de Toronto, menciona la muerte de Marchel Broodthaer y de Mao Tsé-Toung… La memoria, en el contexto anglosajón, parece sectorializarse, especializarse…”
Clemente Padín en su texto Arte Contextual y la Performance escribe:
“La controversia entre arte contextual y arte conceptual lo explica Martel valiéndose de las argumentaciones de Max Weber en relación a las diferencias entre el mundo anglosajón y protestante y el católico y fundamentalmente latino. Max Weber, un sociólogo de comienzos del siglo XX, argumentó en “La estética protestante y el espíritu del Capitalismo” que la constante preocupación por lo espiritual había hecho desatender lo “real”. En el caso de los fieles religiosos, éstos debían excluir sintomáticamente el “cuerpo” (y, por extensión lo social) como entidad innoble, ajena a la idea y a la divinidad, asociando el puritanismo artístico ascetismo puritano. De allí, no solo la obsesión por la higiene personal (y su siniestra extensión a la “pureza de la sangre” y el holocausto de las etnias no puras) sino también la “pureza de los pensamientos e ideas”. De allí un paso hasta la consideración idealista del “arte que dice la verdad sobre el arte”. Según Max Weber, el protestantismo tiende a la formación de sectas en tanto el catolicismo tiende al centralismo”.
Y, añade:
“Cuando aparece el conceptualismo era claro que trataba de un arte que nacía del arte. Su acepción “El arte es la idea del arte” o “El arte es la definición del arte” de Joseph Kosuth , parecen concluyente…Cotejémolos con la frase final del manifiesto de los artistas argentinos de “Tucumán Arde” (Argentina, 1967-689) totalmente volcados a la problemática social: “Arte es lo que niega radicalmente este modo de vida y dice: hagamos algo por cambiarla” y vemos cómo, al contrario del conceptualismo, estas tendencias se enraízan a la vida, al contexto político-social, aunque no a la idea, completamente”.
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