2 mejillones172
Escuche usted no se da cuenta yo por otra parte no sabía que
contar pero había pensado contarlas hasta que me muriera porque después del
agua era muy difícil que viniera la guerra civil y supongo sí que para temblar
no hace falta olvidarse de los almohadones. Pero no me refería a la falta de
técnica me refería a lo extraño que se me hacía el oficiar, estaba un poco
metafísico. Con lana con electricidad y sin agrietarme para pagar.
Llamaron a mi puerta pero yo no podía dar gran cosa. La
independencia de Barcelona no era algo que a mi sería estupendo para comprobar
hasta donde llega la estupidez. Y los otros les mandan los aviones y nosotros
salimos a la calle ¿y luego qué? Una evolución de la literatura, después de los
campos de fútbol. Dedicar las tardes a escribir.
Me daba buen rollo, lo había conseguido, me había curado.
¡Grave! Me importa una higa lo que higa Barcelona.
¡Perejil español! Que patriótica emoción. En la divulgación
de otro mundo mejor es posible. El dialogo sin sueldo con el otro grupo
político se me estaba haciendo muy difícil el asunto podía llegar de la mano de
mi boda intermitentemente retirada del peligro o editada por un grupo que
oíamos intermitentemente en el furtivo peligro del cazador errante y sin
colores hasta que se hizo de noche. Los asuntos podían ser intermitentes bueno
de eso ya habíamos hablado antes lejos de las trampas furtivas de una tienda
con permiso para vender alcohol en las fuentes de energía para sorprender la
guerra civil de la galaxia en el centro galáctico de bueno y malos burros con
trampas furtivas que habían llegado demasiado lejos. No creo. No lo creo, lejos
de los colores de protesta de los chicos- boys sin mocos o tinta humana que
provocaran las imágenes.
No hables quédate aquí no se como te atreves a ser escritor.
Cada vez parecía más una vida limpía atravesaba toda una vida una galaxia que
no había existido ¡que risa le daría! Como consecuencia cumplió con su
inteligencia de ciencia o de lector ¡pero quién le iba hacer caso! ¡acaso los
uniformes! O las cafeteras impermeables no conseguía buenos encargos ni
Gertrudis Stein nosotros por encima de nosotros cuando los ruiseñores avanzan
con la guerrilla se suponía que no tenía dudas en matar. Por mi no eran
humanos.
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